#6 Las “pequeñas LOCURAS” de Bernd
La Auvernia francesa, a 1000 metros de altura. Un pequeño pueblo de apenas 50 habitantes.
Hemos estado aquí varias veces en verano, atraídos por el Auberge de Chassignolles, un hotel sencillo pero con mucho encanto y una cocina excepcional. Para los amantes de los vinos "naturales", es una verdadera meca. Harry Lester lo dirigía antes y sigue estando presente; ahora tiene un pequeño bistró en Clermont-Ferrand, a una hora en coche. La dueña actual es Poppy Saker, de Nueva Zelanda. Es alta (su padre fue jugador de baloncesto en Perpiñán), muy segura de sí misma, simpática, parece una de esas personas en las que puedes confiar ciegamente y tiene un conocimiento impresionante de vinos, sobre todo franceses y, en especial, de los que ella llama de "poca invención" o sea "naturales".
El domingo 26 de julio, al mediodía, el RiFF fue invitado a cocinar en una casa particular para unas 35 o 40 personas. No éramos los únicos restaurantes invitados; ¡éramos 12 en total! Cada uno cocinaba en una casa particular. ¡Qué locura! Estaban, por mencionar solo algunos, el 40 MALTBY STREET de Londres, el AUBERGE DE BELLEVIE de Grozon, el ELIANE de Bruselas y el GRESCA de Barcelona. Comimos en el Gresca, por cierto, hace poco, justo antes de que Nora y yo cogiéramos el ferry a Cerdeña. Era la segunda vez que iba y las dos veces comí los sesos de ternera con limón y mantequilla. ¡Qué buenos estaban! Para soñar con ellos. Tan buenos que no me lo podía creer, de verdad. Iría ahora mismo otra vez.
Pero volvamos a Chassignolles...
A cada "Maison" le asignaron dos viticultores. A nosotros nos tocaron Henry Chauvet y el Domaine de la Bohème de Patrick Bouju. ¡Un chollazo! ¡Unos vinos muy, muy ricos!
Iván, nuestro sumiller del RiFF, que estaba de vacaciones pero no quería perderse el evento, estaba encantadísimo. Hace años, el primer vino que probó en la Auberge fue precisamente de Patrick Bouju. Que casualidad! Los de Henry ya los había probado en Ca Pepico en Meliana. ¡Qué sorpresa para Pep, que Henry Chauvet estuviera justamente con nosotros!
Nosotros estábamos en la casa de Sylvain y Daniela, una pareja muy simpática. Montamos una mesa grande en la calle y rezamos para que no lloviera. Y no llovió; el día fue perfecto.
Yo preparé las tortitas fritas de mi abuela con verduras encurtidas, las mismas que hacemos en el RiFF, la ensalada de higos, berenjenas y tomates valencianos con ese delicioso caldo de hojas de higuera. Y, como no, un arroz meloso verde con pollo de corral, rúcula, queso fresco de cabra, limones en sal, laminas de calabacín marinadas y levadura de cerveza. A diferencia del RiFF, donde todo está dentro o encima del arroz, aquí los serví por separado para que la gente pudiera ponerse lo que quisiera y jugar con los diferentes sabores. Fue un éxito. En la mesa misma empezaron ya a planificar su próximo viaje a Valencia.
Terminamos con un postre de melocotón blanco.
Después de la comida, todos nos fuimos a la cancha de fútbol. Nos esperaba una carpa de circo preciosa y mucho más vino. Fue justo cuando empezó a llover, y no paró en toda la noche. Pero la fiesta siguió igual de alegre y feliz. Algunos llegaron a casa pasadas las 4 de la mañana con cuatro botellas a salvo, como mi hijo Bastian, que vino especialmente desde Bruselas para echarnos una mano.
Con Daniela y Sylvain dimos largos paseos por los impresionantes y vibrantes bosques de Chassignolles, con musgos, plantas y flores que nunca habíamos visto. Comimos moras, fresas e incluso frambuesas por el camino.
Al final, fueron unos días extraordinarios. Hicimos nuevos amigos, comimos fantásticamente y bebimos unos vinos excelentes. ¿Que mas?