Mi cocina de mercado (1977)
No muchos años más tarde, un amigo cocinero y yo decidimos aventurarnos a Lyon para preguntarle directamente a Monsieur Paul si podíamos trabajar en su templo. No estaba, y volví unos días después, pero nuestro bolsillo no daba para esperarlo. Así que, con la ilusión intacta, regresamos a Alemania.
El destino, a veces, tiene maneras curiosas de cerrar círculos. En mayo de 2022, la vida nos puso a cocinar para 150 personas a bordo de un barco fluvial en el Ródano. Miguelín (hoy el talentoso jefe de cocina del RiFF) y yo embarcamos en Arles y dos días después de haber trabajado mucho, llegamos a Vienne. Sentimos que era el momento de rendirle, tanto a él como a nosotros, un merecido homenaje, así que fuimos a comer a su legendario restaurante en Collonges-au-Mont-d'Or, a pocos kilómetros de Lyon. Él ya no estaba, incluso se había llevado una estrella Michelin al cielo (la Guía Michelin le quitó su tercera estrella después de su muerte), pero comimos francamente bien. El servicio, clásico y elegante, nos hizo sentir muy a gusto.